Kaixo, creemos que nada es mejor que oír de la propia voz de los misioneros la realidad de nuestras misiones, por eso desde aquí nos queremos hacer eco de su voz, y queremos que nos cuenten ellos directamente sus experiencias, su día a día. Aquí os dejo la carta de Lander Ugartemendia.
Eskerrik asko Lander.
ZIE SORO, EL SENUFO DE IRUN.
“Si el grano de trigo no
cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto” (Jn 12,
24).
Ya desde Irun, me dirijo a todos
vosotros, hermanos y hermanas, para mandaros un cálido abrazo y relataros
brevemente mi experiencia de misión en Korhogo, al norte de Costa de Marfil,
durante prácticamente todo el año 2013.
Nire bihotzean txikitatik sortu
zen misiolari izateko bokazioa. Kristau oro da misiolari, Jesusek eskatu
bezala, bakoitza bere gizartean, bere herrian, bere etxean. 2008. urtean,
Donostiako Caritasi esker, Chiapasera bidaiatu nuen indijenekin garatzen zen
proiektu batean parte hartzera. Urtebete beranduago, 2009. urtean, Hijas de la
Cruz kongregazioarekin Burkina Fason antolatutako lan-erretiro batean parte
hartzeko aukera izan nuen. Bi esperientzi hauek, sakonak bezain motzak, zeharo
inprimatuta geratu ziren nire ariman. Jesusen heriotza eta berpizundea munduko
txiroenekin bizitzeko erabakia hartu nuen.
Así pues, me pongo a disposición
de la Congregación Hijas de la Cruz, en cuya familia y Carisma participo. Tras
analizar varios posibles espacios de misión, la Congregación estima que allí
donde puedo ser “más útil” es en Korhogo, una ciudad al norte de Costa de
Marfil, en el corazón de la etnia de los Senufo.
Costa de Marfil, en África
Occidental, se encuentra en proceso de reconstrucción y reconciliación
nacional, un país que ha sufrido una cruenta guerra civil desde 2002 hasta
2011. En el Norte, humillado y abandonado institucionalmente desde la independencia
en 1960, carecía de lo más básico: agua, electricidad, asfalto, etc. El pasado
es desolador, el presente laborioso y el futuro esperanzador. Ya lo dijo Jesús:
“todo el que se ensalce, será humillado;
y el que se humille será ensalzado.” (Lc 14, 11).
FOTO 1.
El día que llegué a Korhogo
conocí a mi familia, los Soro, con los cuales he vivido y convivido en su
humilde casa del barrio Sinistré, me
atribuyeron una nueva identidad. “Desde
hoy eres miembro de nuestra familia, por lo cual te apellidarás Soro, y como
serás senufo, hemos pensado para ti el siguiente nombre: Zié” me dijo
Alphonse, el padre de familia. “¿Y tiene
significado?” pregunté. Y me contestó “Sí,
significa el primero de entre los hijos”, dejándome sin palabras,
emocionado. Y lanzo la siguiente pregunta: ¿somos capaces en Occidente, en el
mundo desarrollado, de compartir casa, espacio y realidad, de acoger a un
extranjero sin conocerlo y con un color de piel diferente? ¡Qué verdad es que
los pobres nos evangelizan!
FOTO 2.
Alphonse eta Edithek seme txiki
bat zuten, Junior, bi urtekoa. Ume hau Jainkoak eginiko oparirik ederrena izan
da niretzat: inoiz eduki ez dudan anai txikia (seme bakarra naiz), oraingoz ez
dudan seme txikia… Baita familian ere misiolari izan naiz: harreman-sistema
ezberdina da Europakoarekin konparatuz, gizonezkoak ez du emaztea ondo tratatu
behar, seme-alabei kasurik ez… Alphonse, katoliko bezala, berehala konturatu
zen, gure elkarrizketei esker, senideak dignitatez tratatu behar zituela. Familian
misiolari izatea elkarrekin bide egitea da, eskutik hartuta. Elkarrekin bidea
eginez.
Las Hijas de la Cruz gestionan
tres obras principales en Korhogo: un colegio de secundaria, un centro de
acogida para personas con enfermedades psíquicas llamado Saint Camille (el único
en toda la zona norte) y otro centro para personas con discapacidades física,
cognitiva y sensoriales Don Orione (también único en el norte del país). En
este último centro he desarrollado parte de mi misión, trabajando con los niños
y niñas con autismo, enfermedades cerebrales, con capacidades reducidas
consecuencia de un neuropaludismo, con sordomudos, etc.
Esta población está en constante
riesgo y vive en el límite entre la vida y la muerte. Por un lado, las
arraigadas creencias tradicionales provocan que sean considerados
reencarnaciones de serpiente (del mal), y en varias ocasiones hemos acogido a
niños, con las madres, que huían de las perdidas aldeas de la savana pues los
querían matar. Sí, una cruel realidad que he aprendido a no juzgar. Por otro
lado, estos niños suponen una gran carga para las pobres familias africanas:
los niños son futura mano de obra que permitirán traer unas monedas en el
futuro. Entre ocho o diez niños por matrimonio, estos niños sufren la exclusión
en las familias, ya que nunca podrán traer esas monedas que permiten comprar
algo de arroz para cada día. Desolador, pero he aprendido a no juzgar, ya que,
salvando las distancias, en Occidente también eliminamos una vida aún sin ver
la luz por tener una discapacidad. Las diferencias no son tantas.
Don Orione zentruko lana ugaria
da. Iritsi nintzenean, autistak, sordomudoak… denak zeuden nahastuak. Taldeak
sortzea proposatu nien arduradunei zein lankideei. Begionez ikusi eta gero,
ezindu talde hoiekin terapia edo sesio zehatzak, helburu zehatzekin.
De esta manera, con grupos de
diferentes discapacidades, emprendimos un trabajo más estructurado, más
adecuado a las necesidades y realidad del niño o niña, etc. También era
importante hacer un seguimiento de casa caso, por lo que el equipo de
trabajadores decidió hacer una reunión mensual y hacer un pequeño dossier cada
seis meses. Así comenzó a hacerse.
FOTO 3.
Existía también en el centro una
chica francesa cooperante. He podido descubrir la gran diferencia entre ser
cooperante y misionero. Ser misionero supone colaborar y mejorar dificultades
tras haberse rebajado, no desde una superioridad intelectual, académica o de
capacidades. Rebajarse para hacer camino juntos, de manera humilde, y salir de
las dificultades también tomados de la mano.
Azkenik, misiolari izatea harrera
egiten dizun gizartean parte hartzea da baita ere. Hango kultura ezagutzeko
aukera ezinobea eduki det, herrixketan hiletetan parte hartu dut, esate
baterako. Bertakoek begiak zabaltzen zituzten, harrituak, txuri bat beraien
herrixkan ikusterakoan, are gehiago beraien dantzetan eta erritoetan parte
hartzen.
Insertado en la cultura local, he
sido uno más entre ellos. No se me olvidarán las caras de alegría de tantas
“viejas” cuando las saludaba en su idioma, el senufo. Su manera de apretarme
las manos era suave y cariñosa, a pesar de la aspereza de las mismas.
FOTO 4.
Como veis, la experiencia no ha
estado exenta de dificultades, pero prima ante todo lo positivo de este humilde
pueblo africano, desconocido, que atribuye al extranjero el título de rey. Nunca
me cansaré de dar gracias a Dios por esta maravillosa experiencia de vida que
me ha regalado. ¡Qué grande es Él! Renunciar para ganar. Por ello, a Dios, que
está en los corazones de cada Senufo, le digo, les digo: Foquééna! Eskerrik
asko!
Lander Ugartemendia
Mujika – Zié Soro.
FOTO 5.
Gracias lander, es una gozada poder leer tu experiencia.
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