Este
domingo 28 de junio el Papa Francisco ha rezado la oración del Ángelus desde la
ventana del Palacio Apostólico que da a la Plaza de San Pedro. “Jesús pide a
sus discípulos que tomen en serio las exigencias del Evangelio, incluso cuando
esto requiere sacrificio y esfuerzo” ha dicho el Obispo de Roma. Para ello nos ha dado 3 claves:
“Jesús pide a sus discípulos que tomen en serio las exigencias del Evangelio, incluso cuando esto requiere sacrificio y esfuerzo”
-El amor a Jesús por encima del amor
familiar.
“Jesús ciertamente no
pretende subestimar el amor a los padres y a los hijos, pero sabe que los
lazos de parentesco, si se ponen en primer lugar, pueden desviarse del
verdadero bien. Lo vemos: algunas corrupciones en los gobiernos, vienen
precisamente porque el amor al parentesco es mayor que el amor al país y ponen
a los familiares a cargo.
“Cuando, por el contrario, el amor a los
padres y a los hijos está animado y purificado por el amor del Señor, entonces
se hace plenamente fecundo y produce frutos de bien en la propia familia y
mucho más allá de ella”.
“Recordemos también cómo Jesús reprocha
a los doctores de la ley que hacen que a los padres les falte lo que necesitan
con el pretexto de darlo al altar, de darlo a la Iglesia. ¡Él les reprocha!
[...] El verdadero amor a Jesús requiere el verdadero amor a los padres, a los
hijos, pero si desde el principio buscamos el interés de la familia, esto
siempre nos lleva por el camino equivocado”.
-No hay amor verdadero sin una cruz
“Se trata de seguirlo por el
camino que Él mismo ha recorrido, sin buscar atajos. No hay amor
verdadero sin una cruz, es decir, sin un precio a pagar en persona. Llevada
con Jesús, la cruz no da miedo, porque Él siempre está a nuestro lado para
apoyarnos en la hora de la prueba más dura”.
“La plenitud de la vida y la alegría
se encuentra al entregarse por el Evangelio y por los hermanos, con apertura,
aceptación y benevolencia”.
-La generosidad y gratitud de Dios
«Quien a vosotros recibe, a mí me
recibe, […]. Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno
de estos pequeños […] no perderá su recompensa». Dios es generoso: La generosa
gratitud de Dios Padre tiene en cuenta hasta el más pequeño gesto de amor y
servicio a nuestros hermanos y hermanas. Es una gratitud contagiosa que nos
ayuda a cada uno de nosotros a mostrar gratitud hacia aquellos que se preocupan
por nuestras necesidades”.
“Muchos servicios se hacen gratis.
Piensa en el voluntariado, que es una de las cosas más grandes que tiene la
sociedad italiana. Los voluntarios... Y cuántos de ellos han dejado sus vidas
en esta pandemia. Se hace por amor, simplemente por servicio”.
“La gratitud, el
reconocimiento, es en primer lugar un signo de buenos modales, pero también es
una insignia del cristiano. Es un simple pero genuino signo del reino de
Dios, que es el reino del amor gratuito y generoso”.
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